Entre
el horror y el placer, entre el infierno y el paraíso, nuestra poeta venezolana
Ángela Molina nos presenta un poemario breve titulado Gula; pero de una intensidad que a mi entender le proporciona
muchísima eficacia al conjunto. Y esta concentración, por tanto, produce un
estallido poético que demostraremos más adelante.
No
en vano abro este comentario con la preposición entre, que no solo caracteriza a la obra sino a la poeta, por su
condición de hija de emigrante canario en Venezuela, tema ya tratado en su
poemario anterior, Aclaratoria. Esto
le da a la poeta una doble condición fronteriza en cuanto a la cosmovisión y en
tanto a la expresión poética, no solo como venezolana sino como mujer. Y estas
circunstancias son el motor que impulsan a Ángela Molina a un alejamiento
crítico necesario para observar la realidad por encima de los determinismos y
clichés poéticos e, incluso, socioculturales. Doy fe de que nuestra autora cuenta
con las herramientas sociales, culturales y afectivas y de que es capaz de
lograr esa bendita química del error que el que escribe llama poesía [...]
Antonio Arroyo Silva.
Me conmueven profundamente estas palabras de Antonio Arroyo Silva, me siento honrada de contar con él en la presentación de Gula.
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